Franz Sánchez
Como un reguero de pólvora al que le cae un cerrillo encendido, las manifestaciones en oriente medio estallaron en forma de tsunamis cargadas de corrientes de cambio. Las oleadas de protestas en medio oriente, asemejan mucho a las vividas en la década del 70, como las que terminaron con la caída del Sha en Irán, y desencadenaron un fortísimo radicalismo islámico.
Los Estados Unidos de Norteamérica y
Las protestas que en menos de un mes forzaron la dimisión del dictador en Túnez, Ben Ali, y que luego en forma de epidemia arrasaron Egipto con el aliado gringo Mubarack, el mismo que por cierto no recibió más ayuda de su ingrato socio, y que al final tuvo que abandonar el poder después de 30 años de autoritarismo. Es solamente el comienzo de un gigantesco tsunami democrático de un mundo que encuentra en la tecnología el despertar anhelado, y que no es más el mismo mundo ingenuo que vivía a tientas o amordazado.
Las oleadas de protestas se han extendido de Túnez y Egipto a países como Yemen, Argelia, Bahréin, y ahora Libia. Protestas que hasta el momento están dejando un alto índice de muertos y que posiblemente provocarán guerras civiles en los países mencionados.
En Yemen se pide la renuncia del dictador Alí Abdalá Salé que ha gobernado el país cerca de 32 años, convirtiendo a Yemen en un socio norteamericano en la supuesta lucha contra la red terrorista de Al-Qaida.
Bahréin, país gobernado por una dinastía sunita, a pesar de que su población es en su mayoría chiita, es también base de
El príncipe heredero de la dinastía, Salman Ben Hamad Al Jalifa, en un intento de mantener la calma, prometió dialogar con las fuerzas de oposición. Mientras que los insatisfechos hicieron sentir su repudio por el régimen monárquico.
Una posible explicación del fenómeno democrático que revela el medio oriente a modo de gigantescas oleadas, radica en el hecho de que la población de medio oriente ha sido impactada por la revolución tecnológica, especialmente en los medios de comunicación que permite el acceso desde hace 20 años de la población árabe a la realidad que el sistema propagandístico de la región trataba de ocultar.
Las redes sociales, las comunicaciones inmediatas, comienzan a calar hondo en el ánimo de estas poblaciones por establecer sistemas más democráticos que los que actualmente viven, en una época en la que las monarquías caen ridículas y arcaicas. Lo que conmina a los países tiranos dependientes de estos pequeños países a los que arman hasta los dientes, buscar nuevas formas de evitar un colapso con sus monarquías elegidas.
Estamos hablando de que en desmedro del apetito yanqui, el tsunami democrático puede impactar en las tres monarquías pro-occidentales, la de Jordania, la de Marruecos y por sobre todas las cosas, la de Arabia Saudita (principal despensa petrolera del mundo occidental).
El clima tampoco es favorable en Libia, país que puede enfrentar una casi segura guerra civil, por la acción cobarde del dictador Muamar Gadafi, que ha entregado armas, para que sus fuerzas de contención enfrenten a la población civil, luego de bombardear sus propias ciudades. Acto ruin, típico del genocida, al que el propio Chávez ha defendido con la frase: “Viva Libia y su independencia, Gadafi enfrenta una guerra civil”.
Gadafi que está al mando del país libanés por más de 40 años, al que con justicia se le ha denominado “el carnicero de África” expresó que el motivo de las revueltas en su país radican en los intereses norteamericanos por apropiarse de sus recursos energéticos.
Lo cierto es que en el interior de Libia existe una voluntad expresa de cambio, reconocida por el propio Seif Al-Islam, favorito para suceder a su padre, aunque los rebeldes hayan expresado que tienen arrinconado a Gadafi.
Por el momento Estados Unidos ha cortado relaciones con Libia, y decidió imponer sanciones unilaterales a este país, debido al uso de la violencia contra su población.
Esperemos que estas revueltas y los enfrentamientos convertidos en contagiosos, no sean caldos de cultivo para un virus más letal, llamado extremismo islámico o fanatismo religioso.